martes, 1 de diciembre de 2009

Sincronicidad

#81

Mientras esperaba, aferrado a su chaqueta para combatir el frío matutino, miró de lado a lado la calle desierta. Sólo él se hallaba sobre el puente a esa hora temprana. Fue entonces cuando de la nada, materializado quizá por un pensamiento o un deseo inconsciente, vio elevarse desde debajo del puente un globo rojo que contra el paisaje gris buscaba tranquilo el cielo plomizo.

Como es natural en los hombres, buscó una explicación a semejante misterio, un niño en llanto por su tesoro perdido, un vendedor de globos madrugador en busca de fortuna, un ángel entregando bendiciones, o un demonio prodigando burlas. No halló explicación alguna, la calle estaba vacía.

Puso entonces los ojos sobre el globo rojo y se permitió disfrutar de la pericia con la que éste remontaba el aire. Se dejó llevar a las alturas, hacia pensamientos que sólo él puede saber y que las aves guardarán en secreto. Se recreó en ese globo rojo hasta que desapareció entre nubes, entonces descendió de nuevo al puente y continuó su espera, aferrado a su chaqueta para combatir el frío matutino. La calle seguía desierta.
-Altais-

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